LA ACADEMIA, cuento del sueño. (borrador)

 Consigna: Hacer un cuento breve con un sueño. 

El asesinato en la academia

Llevo dos años en este lugar y me he encontrado con todo tipo de personas; brujos, lobos, vampiros. Pero con lo que nunca creí que me encontraría, fue a un asesino. 

El primer desaparecido fue un chico de mi clase, Jake. Lo encontraron en uno de los baños con una marca detrás de la oreja que nadie supo descifrar que era, tenía una forma rara, curvada, pero al mismo tiempo parece que se había hecho con la mejor de las precisiones. Todos pensamos que Jake había sido quien lo hizo, no se encontraban evidencias de algo más, por lo que nadie de nosotros se alertó. 

Hasta que aparecieron más personas con las mismas marcas.

Luego de dos semanas de encontrar una persona tras otra, el miedo creció en la academia y la tensión era palpable al caminar por los pasillos. Todos entraban a los salones viendo a su alrededor, y cuando se iban, corrían a sus habitaciones. Nadie hablaba de nada, el silencio pasó a ser el acompañante de cada uno. 

Uno de los mayores problemas fue que nadie, ni siquiera el propio rector, tomaron la iniciativa de intentar al menos buscar al responsable. Los alumnos seguían desapareciendo, los pasillos se iban vaciando, y nadie intentaba hacer algo al respecto. Entonces decidí empezar mi propia búsqueda para encontrar al asesino. Me reuní con mis dos mejores amigos que se ofrecieron a ayudar, Nate y Pablo.

Comenzamos a buscar pistas, huellas o alguna evidencia que nos acercara más al asesino. Las primeras noches no tuvimos mucho éxito, lo que creíamos que podía llegar a ser útil, terminaba convirtiendose en nada.

Hasta que una noche, Pablo se encontró con la pieza que completaría el rompecabezas que parecía ser interminable. 

Yo me encontraba en uno de los pasillos de la academia cuidando la puerta del patio, ya que Nate y Pablo fueron corriendo al oír un estruendo proveniente de allí. Estuvieron lo que a mi se me hicieron los minutos más largos, luego de ese gran ruido, nada se volvió a escuchar, el silencio era total. En ese momento, Nate apareció a lo lejos, lo vi salir de entre los árboles. Pero estaba solo. 

Caminaba como si hubiese corrido una maratón y estuviese exhausto. Sus pasos eran torpes y las pisadas retumbaban. Me alarmé al instante y salí a buscarlo sin pensarlo dos veces. 

Pero cuando lo tuve delante de mis ojos, me di cuenta del error que había cometido. A sus espaldas había un cuerpo que sobresalía de uno de los árboles, un brazo con una mano extendida. La mano de Pablo. 

Cuando volví a Nate y vi su sonrisa, no pude moverme. Pero no fue hasta el momento en el que levantó la mano y vi sus largas uñas de lobo, que me di cuenta que había encontrado al asesino. 

Y fue el último rostro que vi.

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